El culto de Mitra, deidad de origen persa y predecesor de muchas otras religiones, se expandió con las tropas de Alejandro, en el siglo IV aC. que volvieron de la campaña de Asia Menor. En Roma fue difundido en el primer siglo aC por los militares que regresaban de oriente; a su vez las legiones romanas lo extendieron por todo el imperio.
Más tarde convivió con el cristianismo hasta el siglo IV, pero, cuando el cristianismo se convirtió, gracias a Constantino y después a Tertuliano, en religión de estado, el Mitraísmo recibió especialmente las iras de los cristianos, que veían en esta religión a un duro competidor. Tuvo un breve renacimiento con Juliano el Apóstata.
Las ceremonias se realizaba en templos subterráneos, seguramente porque en su origen se oficiaban en grutas, y los adeptos o mystas, que podían ser por igual hombres libres o esclavos, debían pasar por 7 grados de iniciación, querepresentaban las 7 esferas celestes que el alma debía atravesar para conseguir la liberación. Cada grado tenía un símbolo y un planeta protector. A partir del tercero, cuando se grababa una imagen en la frente con un hierro al rojo vivo y ya era parte de la sagrada milicia, podían participar en los Misterios, de los que nada se sabe a causa de la amenaza que pendía sobre quien revelase algo de ellos. Al llegar al séptimo, se ponían el gorro frigio, tal como el que portaba Mitra, y recibía el título de pater.
Un vídeo con mi visita al Mitreo de Londres (2 min)
En la mitología hindú y budista, Garudas y Nagas representan dos entidades poderosas y míticas que están en constante oposición.
Garudas
Los Garudas son seres divinos con la mitad superior de un águila y el cuerpo de un hombre. Se consideran los reyes de las aves y son conocidos por su inmensa fuerza y velocidad. Garuda es también el vehículo del dios Vishnu en el hinduismo y representa el poder del cielo y la protección divina. A menudo, Garuda es representado en batalla con los Nagas.
Nagas
Los Nagas son criaturas serpentinas, a veces retratadas como cobras gigantes o seres mitad hombre, mitad serpiente. En la mitología hindú, se consideran guardianes de los cuerpos de agua y se asocian con la fertilidad, la sabiduría y el inframundo. En el budismo, los Nagas también tienen un papel importante como guardianes del Dharma, el conjunto de enseñanzas de Buda.
La rivalidad entre Garudas y Nagas
Una de las historias más conocidas que involucra a estas criaturas es su enemistad ancestral. Los Garudas se alimentan de Nagas, lo que ha llevado a una rivalidad eterna. Esta relación simboliza el conflicto entre el cielo y la tierra, el bien y el mal, y es una metáfora recurrente en las antiguas escrituras.
A pesar de su enemistad, en algunas narrativas, ambos seres cooperan y equilibran las fuerzas del universo. Esto resalta la dualidad inherente en muchas mitologías asiáticas, donde la lucha entre opuestos es fundamental para el equilibrio cósmico.
Textos
Las historias de Garudas y Nagas aparecen principalmente en textos sagrados y épicos de la mitología hindú y budista. Algunos de los libros clásicos donde se relatan son:
El Mahabharata: Esta gran epopeya hindú describe la enemistad entre Garuda y los Nagas. Garuda lucha contra ellos y busca el amrita (el néctar de la inmortalidad) para liberar a su madre del cautiverio de los Nagas.
El Ramayana: Garuda es mencionado como el vehículo de Vishnu, y su poder sobre los Nagas se destaca en varios episodios.
Las escrituras budistas Pali: En ellas se describen los Nagas como seres guardianes y, a veces, enemigos del Dharma, destacando su relación con Garuda.
Estos textos combinan mitología con enseñanzas religiosas, mostrando el simbolismo detrás de estas figuras en la cultura del sur de Asia.
Los sármatas fueron una confederación de tribus nómadas de origen iranio que habitaron las estepas euroasiáticas entre los siglos V a.C. y IV d.C. Se les considera parientes cercanos de los escitas, con quienes compartían costumbres y estilo de vida nómada. Guerreros expertos en el combate a caballo, los sármatas adoptaron la caballería pesada, lo que les otorgó una ventaja significativa en el campo de batalla. Establecieron influencia en territorios que hoy comprenden Ucrania, el sur de Rusia y partes de Europa oriental. En el siglo I d.C., fueron aliados y enemigos del Imperio Romano, llegando incluso a servir como tropas auxiliares romanas.
La cultura sármata estuvo marcada por el uso extensivo de armaduras y técnicas de equitación avanzadas. Aunque los detalles sobre su religión son escasos, se cree que practicaban una forma de zoroastrismo o una religión similar que veneraba elementos naturales como el fuego y el sol.
Muy jerarquizados, los sármatas tuvieron varios reyes y, por lo menos, una reina: Amagê. De hecho, las mujeres tenían una elevada posición social y las guerreras de la fase antigua, que realmente existieron, han contribuido a mantener vivo el mito de las amazonas.
Con el paso de los siglos, los sármatas se mezclaron con otros pueblos, como los godos y los hunos, lo que provocó la disolución gradual de su identidad cultural. Sin embargo, dejaron una huella en las regiones que habitaron y en la historia militar de la época antigua.
Restos de un kurgan sarmata encontrado en Rusia
Se trata de un enterramiento masculino con mas de 1000 objetos y un esqueleto intacto. En el pasillo subterráneo se encontró un caldero de bronce de 1 metro de diámetro. La amplia cámara funerario mide 4x5 metros y contenía cantidad de objetos típicamente femeninos, a pesar del sexo del ocupante, como joyas y un espejo. El esqueleto estaba rodeado de 395 piezas redondas de oro. Pero lo más curioso de todo es un juego de instrumental para hacer tatuajes: unas piedras para las tintas, agujas cubiertas de oro, huesos en forma de cuchara.
El enfrentamiento simbólico entre la luz y la oscuridad, con los personajes principales de la ópera en un escenario lleno de magia y misticismo.
La Flauta Mágica
y su simbolismo masónico
La Flauta Mágica (1791), la ópera más emblemática de Wolfgang Amadeus Mozart, ha sido objeto de análisis en múltiples disciplinas, desde la musicología hasta el esoterismo. Una de las interpretaciones más fascinantes se refiere a su profunda vinculación con los ritos y principios de la masonería, sociedad a la que Mozart pertenecía desde 1784. La ópera no solo es una alegoría de la lucha entre la luz y la oscuridad, sino que también refleja los principios de la iniciación masónica, que buscan la transformación espiritual y el acceso a la sabiduría.
El contexto masónico de Mozart
Mozart vivió en un período donde las ideas ilustradas estaban en pleno apogeo, y las logias masónicas jugaban un papel importante en la difusión de estas ideas. Como miembro activo de la logia Zur Wohltätigkeit en Viena, Mozart estuvo inmerso en el pensamiento masónico, que influyó tanto en su vida como en su obra. Este contexto cultural y filosófico se plasma en la estructura narrativa y en los simbolismos presentes en La Flauta Mágica.
Los personajes como alegorías masónicas
Muchos personajes de la ópera representan arquetipos vinculados a los ritos de iniciación y las jerarquías masónicas:
Sarastro: El sumo sacerdote, gobernante del reino de la luz, simboliza el Gran Maestro de la Logia. Es la personificación de la sabiduría y la razón iluminada, virtudes centrales de la masonería.
La Reina de la Noche: Contraparte de Sarastro, representa la ignorancia y el despotismo, una figura que se asocia con las fuerzas de la oscuridad, oponiéndose al camino de la iluminación.
Tamino: El príncipe protagonista, es una clara figura del iniciado. Su viaje en la ópera es una alegoría del proceso iniciático masónico, pasando por pruebas de fuego y agua para alcanzar la iluminación y la verdad.
Pamina: Como hija de la Reina de la Noche, Pamina representa el alma pura, que Tamino debe rescatar. Su liberación simboliza el triunfo del conocimiento sobre la ignorancia.
Simbolismos en la escenografía y música
La ópera está plagada de referencias numéricas y simbólicas que remiten a la masonería:
El número tres: Fundamental en la simbología masónica, aparece recurrentemente en La Flauta Mágica. Desde el inicio, con los tres acordes en la obertura, hasta la presencia de los tres niños sabios que guían a Tamino, el número tres representa las tres virtudes principales de la masonería: sabiduría, fuerza y belleza.
La flauta y las campanillas: Los instrumentos mágicos que reciben Tamino y Papageno son símbolos de la armonía y el equilibrio que otorga el conocimiento. La música misma es un lenguaje trascendental que, al igual que los rituales masónicos, busca la elevación espiritual.
Las pruebas de iniciación
Uno de los elementos más claros que vinculan la ópera con la masonería es el proceso de iniciación que atraviesan Tamino y Pamina. Ambos deben superar pruebas de fuego y agua, que son análogas a las pruebas simbólicas que enfrentan los aspirantes a la masonería. Estas pruebas simbolizan el dominio sobre los elementos y la purificación del espíritu, pasos necesarios para alcanzar la sabiduría y la verdad.
Conclusión: La Flauta Mágica como iniciación espiritual
Más allá de ser una obra musical excepcional, La Flauta Mágica es un canto a los ideales de la Ilustración y la masonería, en la que el individuo, mediante la razón, la virtud y el sacrificio personal, podría alcanzar un estado superior de conocimiento. Para Mozart, esta ópera no solo era una expresión artística, sino también un mensaje cifrado de los principios que regían su vida y su pensamiento.
La Flauta Mágica no deja de ser un ejemplo brillante de cómo la música puede entrelazarse con la filosofía y la espiritualidad, ofreciendo al espectador no solo una experiencia estética, sino también una reflexión profunda sobre lo que el compositor consideraba el camino hacia la luz.